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Expansión urbana al sur de Managua se traga áreas boscosas

Onda Local | 21 Jul 2023

Expansión urbana al sur de Managua se traga áreas boscosas

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Cada vez se miran más edificios, condominios y carreteras en la zona sur y boscosa de Managua • Foto: Güegüense

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se mantiene en silencio y sin ninguna acción concreta para detener la expansión urbana hacia las áreas verdes que rodean Managua, principalmente en la zona sur, según el análisis de expertos consultados por Onda Local.

Ni la alcaldía de Managua ni el ejecutivo transparentan la información relacionada a los impactos ambientales y sociales que generan los proyectos de urbanización, construcción de carreteras y otras infraestructuras que realizan en el marco del “desarrollo” de Managua, afirma un experto en geoingeniería y especialista en amenazas naturales, quien habló en condición de anonimato.

A simple vista se aprecia que la urbanización de Managua continúa expandiéndose hacia la periferia, principalmente hacia el sur. La zona sureste, paralela a la carretera a Masaya y Santo Domingo, destaca por la construcción de numerosos edificios verticales y residenciales de alto valor.

Existe la preocupación alrededor del crecimiento de Managua hacia la zona sur, por ser esta una de las áreas más boscosas de la capital.

Un máster en urbanismo a quien identificamos como Miguel Ángel, aseguró que en Managua y las áreas de desarrollo urbano aledañas, persiste una tendencia de construcciones no ecológica, es decir, que los diseños de urbanizaciones, edificios o carreteras no contemplan la protección de los árboles, la preservación de la vegetación y tampoco la creación de áreas verdes.

Según el área de Urbanismo de la Alcaldía de Managua, desde 1982 se han generado 24 estudios que plantean cómo debe ser el crecimiento urbano de la capital y las áreas suburbanas periféricas. A criterio de Miguel Ángel, hasta ahora, ningún gobierno ha construido bajo los parámetros que establecen estos estudios.

Pese a las advertencias que se han hecho durante muchos años sobre las consecuencias de la urbanización en la zona sur, que es la parte más alta de Managua, las construcciones continúan, advierte el experto. “Cada vez hay menos áreas verdes debido al crecimiento urbano y la tendencia actual de construcción de viviendas y carreteras”, afirma Miguel Ángel.

A su criterio, los grupos de poder económico, construyen donde quieren y según les convenga y no de acuerdo con las regulaciones y planes urbanos existentes.

El auge de la construcción de edificios verticales al sur de Managua es prueba de eso, señala el especialista. La zona de carretera a Masaya destaca como uno de los sitios en donde en los últimos años se han construido más edificios para negocios y oficinas, además de zonas residenciales.

“Según los rigores urbanísticos, se recomienda construir a una elevación menor de 300 metros (sobre el nivel del mar), ese es el límite, pero se sigue construyendo. Más allá de Galería Santo Domingo hay residenciales”, destaca.

Mientras más lejos de las fallas geológicas se construya, los costos bajan. Los inversionistas piensan en no arriesgar su inversión al construir en una zona altamente sísmica, como el centro tradicional, explica Miguel Ángel, arquitecto y urbanista. Fotografía: Güegüense.

 

Urbanismo es el área de la Alcaldía de Managua encargada de controlar el desarrollo urbanístico de la capital, sin embargo, acceder a la información que esta instancia maneja es imposible. En su página web no hay contenido que ayude a transparentar esta temática.

 

Según el Reglamento de Zonificación y Uso del Suelo de Managua, que data de 1986, la usabilidad del suelo debe destinarse para áreas de conservación forestal o de los bosques y para la recarga hídrica. Algunas zonas como la parte media están destinadas para la agricultura no intensiva y las áreas colindante con el casco urbano están catalogadas como de poca población.

En 2021, la Alcaldía de Managua y la Cooperación Japonesa (JICA), anunciaron el proyecto de renovación del Reglamento de Zonificación y Uso del Suelo en el municipio de Managua. Este estaría listo en 2024.

Urbanización se expande al sur de Managua

En el Distrito I de Managua, de los semáforos del Club Terraza hacia suroeste se han eregido una serie de edificaciones verticales destinadas principalmente para oficinas y negocios. Estos colindan con terrenos altos que conservan áreas verdes o boscosas. Para la lógica del empresario, estos son espacios disponibles para seguir desarrollando edificios o urbanizaciones, considera Miguel Ángel.

“La Alcaldía previamente debe verificar que la zona donde se desarrollen edificaciones o proyectos habitacionales, no importa el origen del capital (empresario), sea adecuada”, destaca.

El experto explica que cuando la ciudad crece, generalmente, los espacios verdes retroceden. En este sentido señala que los datos más recientes de la disminución de las áreas verdes y la expansión de la ciudad son de 2015, cuando se publicó el Plan Maestro de Desarrollo Urbano de Managua hecho con el apoyo de la Cooperación Japonesa (JICA).

Dicho documento, señala que en 2005 el área verde era de 10,280 hectáreas y para 2015 disminuyó a 9,417 hectáreas. También indica que en 2005 el “área urbanizada en zona verde era de 449 hectáreas” y en 2015, creció a 1,313 hectáreas.

La zona sur, en el área que comprende la rotonda Universitaria hacia el oeste, es otra de las entradas hacia la parte alta y boscosa de Managua. Ahí se han construido en menos de tres años, cuatro edificios para oficinas y negocios, además de una plaza comercial.

Para Miguel Ángel, dichas edificaciones no representan un impacto en áreas verdes, pero estimulan a otras personas empresarias a construir en la zona sur donde también hay pequeñas reservas de bosques. 

Sol Inmobiliaria, una de las empresas que posee construcciones en la zona sur, es propietaria de un complejo de tres edificios llamado Ofiplaza San Dionisio, ubicados en la pista Suburbana y del centro comercial Plaza Natura, ubicado en las cercanías de Ofiplaza, según consta en su página web. En octubre de 2019, los medios de propaganda del régimen Ortega Murillo, resaltaron el inicio de la construcción de estos edificios.

Dentro del catálogo de edificaciones de Sol Inmobiliaria, también está el condominio Pinares de Santo Domingo 1 y 2, dos edificios de departamentos ubicados en una de las áreas cercanas a los bosques de la zona sur de Managua.

El grupo Discover Real State es otra empresa que tiene dos edificios de altura ubicados en la zona sur, entre los semáforos de Club Terraza y la rotonda Jean Paul Genie. Miguel Ángel, considera que el crecimiento hacia la zona sur montañosa continuará, pero lentamente por las condiciones físicas y ambientales.

En 2009, el Gobierno Municipal de Managua, anunció un proyecto llamado “El Anillo Verde de Managua”, con el que pretendían asegurar un área verde o boscosa alrededor de la capital. Ahora más empresas quieren tener sus negocios en dichas áreas lo que aumenta la demanda por estas tierras altas. Fotografía / Güegüense 

Flexibilidad de las autoridades estimula urbanización en las áreas verdes

Según los procedimientos de construcción en el municipio de Managua, para iniciar cualquier obra, la persona o empresa debe conseguir una Constancia de Uso de Suelo (CUS), para avalar que el sitio donde desea edificar sea el adecuado. El CUS es entregado por la dirección de Urbanismo de la Alcaldía de Managua.  

“Los medianos y grandes proyectos deben tener su evaluación ambiental, la aprobación de proyectos debe presentar las acciones contingentes contra el daño ambiental. Pero puede ser que en algunos casos la alcaldía, por no perder la construcción, flexibilice los requisitos”, señala Miguel Ángel.

Afirma además que ha faltado supervisión de las autoridades para que se cumpla lo que está planteado en los planes de desarrollo de Managua. “Falta fortaleza en los instrumentos de control, falta divulgar los reglamentos de construcción y uso de suelo y hace falta una legislación urbanística de cara a protegernos y adaptarnos al cambio climático”, advierte.

“Muchas veces el capital que construye tiene mayor fortaleza que la administración que controla, es decir la municipalidad”, Miguel Ángel, urbanista.

John es el seudónimo de un exconcejal de la Comisión Ambiental de la Alcaldía de Managua. Asegura que desde 2007, cuando Ortega llega al poder, las entregas de CUS y permisos de construcción se flexibilizaron.

“Se hacía una inspección a través de la Dirección de Medioambiente para determinar si había una afectación ambiental, si la había te mandaban a realizar algún tipo de medida para mitigar el daño ambiental y después de eso te daban el permiso de construcción. Esto se cumplía, de hecho, había bastantes reclamos porque a algunas empresas se les negaba el permiso de construcción por falta de requisitos”, revela la fuente.

Jonh asegura que existía una especial rigurosidad para entregar los CUS y permisos de construcción cuando el proyecto era en la parte alta de Managua. “Siempre hubo preocupación por la caída natural del agua en la parte alta hacia la parte baja. Pero ahora hay más urbanizaciones en esa zona y es más complicado por la cantidad de agua que debe canalizarse”, destaca.

El exconcejal considera que la urbanización de las áreas verdes de Managua, es un problema complejo, pues la mayoría de edificaciones son viviendas. “A medida que la población crece demanda espacio”, asevera.

Con carretera nueva, pero sin transporte público

Comunidad Berlin o Roberto Castillo. La población fue reubicada en esta urbanización al finalizar la construcción de la vía que une la carretera sur con la carretera Vieja a León. Fotografía / Güegüense.

En el kilómetro 21 de la carretera Panamericana Sur, en el empalme de la carretera al Boquete y Santa Ana, hay un mirador. Ahí estaba Josefa, una señora de unos 60 años, esperando una mototaxi que la llevara a su casa ubicada en la comunidad Berlin, rebautizada como Roberto Castillo.

Bajo el sol, que no quema por el fresco aire que sopla a esas alturas, Josefa esperó más de una hora. No hay un árbol o caseta donde refugiarse de los rayos solares. Afortunadamente tenía puesta una chaqueta con capucha.

Antes de la construcción de dicha carretera, el lugar donde Josefa esperaba transporte, estaba lleno de grandes árboles. Después de más de una hora, llegó la caponera, el único medio de transporte público de dicho paraje.

Así de complicado es movilizarse para los pobladores de la comunidad Berlin o Roberto Castillo, quienes en 2020 fueron ubicados en una ciudadela construida paralelamente a la carretera que une El Boquete en la Panamericana Sur, con Santa Ana en la carretera Vieja a León.

Esta carretera se terminó de construir en octubre de 2020. El proyecto ha sido polémico para el régimen orteguista, ya que alrededor de su construcción no hubo transparencia en varios aspectos relacionados al impacto ambiental y social.  

Además de no haber buses, la parada ubicada en el kilómetro 21 del empalme al Boquete no tiene árboles para protegerse del sol. Fotografía / Güegüense.

De acuerdo con el geólogo y especialista en estudios de amenazas naturales, dicha carretera fue construida sobre la cresta de una cordillera boscosa que rodea Managua, y por donde escurre la lluvia hacia las zonas de depósito de agua subterráneas, “por lo tanto, una obra como esta carretera, tiene impactos negativos”, sostiene.

Diversas organizaciones ambientales criticaron la construcción de esta carretera en este tipo de orografía. Aunque el especialista explica que esta construcción podría estar justificada por los ingenieros alegando que es una ruta adecuada para el paso de los camiones de carga.

Hasta ahora, no se conoce qué impactos tuvo la construcción de la carretera. La vía tiene una extensión de 12 kilómetros, además se construyeron varios miradores y la ciudadela donde fueron reubicadas varias familias. El proyecto tuvo un costo aproximado de 34 millones de dólares, 28 de los cuales fueron financiados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

No obstante, jamás se conoció el estudio de impacto ambiental previó a la construcción de esta obra. En 2020, cuando la carretera estaba en construcción, la organización Jóvenes Ambientalistas, solicitó al BCIE, los estudios de impacto ambiental del proyecto. La organización asegura que nunca recibió el documento solicitado. Además, tuvo que borrar de sus plataformas digitales, un video que había producido mostrando la destrucción del bosque debido a la construcción de la carretera.

Uno de los directivos de Jóvenes Ambientalistas afirmó que en su momento publicaron su desacuerdo con el desarrollo de la carretera, porque se desconocía si lo estaban haciendo bajo las normativas de protección ambiental. “No hay transparencia, vos buscas la información de estudio de impacto ambiental para poder comparar el impacto y no se encontró”, destacó el ambientalista.

“El actual gobierno ha estado desarrollando la infraestructura en edificios de salud, escuelas y tendido de carreteras. Han llegado carreteras a lugares que hace muchos años no había, de eso no estamos en contra. Lo que nos ha llamado la atención es que se deben respetar las normas jurídicas y las leyes ambientales aprobadas en este país”, expresó la fuente.  

La Ley General de Medioambiente habla de que las inversiones tanto públicas como privadas deben de ser del conocimiento público, más aún cuando habrá intervención en ecosistemas, asegura el ambientalista.

Por su parte, el geólogo explica que en esta zona hay árboles con grandes copas que protegen el suelo de la erosión de la lluvia y además, hay cultivos de café bajo sombra. Son bosques ubicados a 500 metros sobre el nivel del mar, con una vocación forestal. 

Josefa, la señora que vive en la comunidad Berlin o Roberto Castillo, conversa mientras va en caponera hacia su casa y afirma que a las y los comunitarios no les consultaron si querían vivir en una urbanización. Explica que antes de la construcción de la carretera las casas estaban separadas unas de otras, cada quien tenía suficiente patio para tener sus gallinas y mascotas.

Sin embargo, ahora viven pegados, aunque las casas son de concreto, mucho mejor que las que tenían antes de madera vieja y zinc oxidado, relata Josefa.  

La urbanización tiene 94 casas, además de una escuela y un centro de salud. Las calles están pavimentadas, tiene alumbrado público y está ubicada a pocos metros de la carretera nueva.

Josefa afirma que algunos de sus vecinos volvieron a construir sus casas “dentro de la montaña”, pues no se acostumbraron a vivir en la urbanización. “Algunos están alquilando sus casas y se fueron nuevamente a vivir en fincas”, relata.

La comunidad Berlin está a más de 400 metros sobre el nivel del mar, el clima es agradable, pero tienen problemas con el acceso al agua. Fotografía / Güegüense.

La urbanización no tiene árboles grandes. “Se siente bastante calor”, afirma Josefa. Esta fue ubicada en una zona donde antes había bosque y cafetales, pero a la hora  de construir no dejaron un solo árbol. Frente a la comunidad construyeron un mirador donde se puede ver casi toda la capital. “Hay bancas y espacios de esparcimiento, pero no hay árboles”, reiteró Josefa, quien luego de 15 minutos de viaje llegó a su destino.

La comunidad es parte del municipio de El Crucero y hasta el momento, no les prometen ninguna solución al problema del transporte. Pero ese no es el único problema que tiene la población de esta urbanización. A pesar que tienen tubería de agua potable, el líquido no llega.

Josefa explica que cuando inauguraron la urbanización pasaron hasta ocho meses recibiendo agua en las tuberías, luego ya no. “Ahora vienen a dejar agua cada ocho días en pipa”, afirma.

El geólogo, afirma que vivir en esa zona es muy agradable por el frescor, pero por la altura, el acceso al agua será siempre un problema. Además señaló que no es aconsejable construir urbanizaciones o carreteras en este tipo de geografías por el impacto ambiental.

Posiblemente se formen más comunidades, principalmente de alto valor como condominios o residenciales, a lo largo de toda la carretera, ya que este tipo de proyectos estimulan la urbanización de las áreas verdes, predijo el experto.

El auge de los condominios

El caso de la carretera a Pueblo Viejo, un lugar ubicado en medio de los bosques altos de la zona sur, evidenció hasta donde se está expandiendo la urbanización de Managua. Una investigación de Divergentes en 2021 revela que la familia Ortega Murillo mandó a construir, con dinero de la municipalidad de Managua, una carretera exclusiva que conduce a hacia propiedades de la familia dictadora.

Dicha carretera que facilita el acceso hacia el bosque seco de esa zona, no estaba contemplada en el presupuesto de la Alcaldía ese año, señala  Divergentes. La construcción de la carretera provocó daños al bosque, afirma el medio de comunicación.

Actualmente, la vara cuadra de un lote con árboles en esa zona oscila entre los 60 y 70 dólares. Un terreno puede costar hasta 600 mil dólares, según cotizaciones de agencias de bienes raíces.

Grupo del Sol es una empresa que actualmente desarrolla un proyecto urbanístico en esa área de los bosques de Managua. De acuerdo con la información en su página web, la empresa construye la urbanización Mazal-Santo Domingo, cerca de Balcones de Santo Domingo, un condominio de lujo.

El concepto que esta empresa vende es que Mazal-Santo Domingo, será un “reparto rodeado de naturaleza, respetando lo natural en lo alto de Managua”. Los lotes más pequeños que ofrecen miden 2 mil varas cuadradas y tiene un costo de 80 mil dólares. Mientras que los lotes más grandes miden 7 mil varas cuadradas y tienen un costo de 280 mil dólares. 

Mazal es un proyecto de urbanización en construcción cerca de Pueblo Viejo, una lujosa propiedad que se presume pertenece a la familia Ortega-Murillo, ubicada en la zona boscosa de Managua.

Gran parte de los lotes han sido vendidos, según la empresa. El Grupo Sol tiene otra urbanización en Villa Fontana, en la zona sur y en sus proyectos está la construcción de un centro comercial en la zona de la rotonda Jean Paul Genie.

El artículo 75 del Reglamento de Zonificación y Uso del Suelo del Municipio de Managua, establece que en la zona sur, a una altura de 360 metros sobre el nivel del mar, “está condicionado a la conservación de la cobertura vegetal, se permitirán cultivos que no erosionen el suelo y no está permitido el movimiento de tierra. Algunas obras están permitidas mientras no alteren el paisaje de la zona, para esto deben contar con un estudio ecológico y ambiental previo”.

En la zona que va de la rotonda de Jean Paul Genie hacia el club Terraza hay una dinámica importante de construcción de edificios, asegura Miguel Ángel. La expansión urbana llegó a esta zona desde 2005, persiguiendo las zonas residenciales de alto valor que se encuentran en Santo Domingo y áreas aledañas.

Por su parte, el geólogo afirma que es imposible saber si empresas como el Grupo Sol han hecho estudios ecológicos y ambientales previo a las construcciones de urbanizaciones. De igual forma, destaca, que en esa parte alta de Managua, ya hay muchas construcciones por encima de los 360 metros que indica el Reglamento de Zonificación y Uso del Suelo.

Construyendo una ciudad caliente

A diferencia de otras ciudades del mundo que tratan de recuperar áreas verdes, Managua las pierde con la construcción de carreteras, edificios o urbanizaciones, afirma el urbanista. “Managua se construye para ser una ciudad caliente”, advierte el experto.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las áreas verdes urbanas son espacios con una variedad de árboles o vegetación dentro de la ciudad. Sus objetivos son captar la contaminación del aire y devolver un aire más limpio, reducir el impacto de las altas temperaturas al ofrecer sombra y ser un espacio de esparcimiento para la población. Además, ser un refugio para las especies de animales que interactúan con las zonas urbanas. Parques naturales, jardines y arboretos son consideradas áreas verdes urbanas, según la ONU.

De acuerdo con el Atlas Metropolitano Centroamericano, un documento elaborado por varias universidades de Centroamérica con apoyo de la República de Francia, el Área Metropolitana de Managua (AMM) está conformada por los municipios de Managua, Tipitapa, Mateare, Ciudad Sandino, El Crucero, Ticuantepe, Nindirí y Masaya. Al menos 2.2 millones de personas viven en el AMM.

El Plan de Acción: Managua Sostenible, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Alcaldía de Managua, fue publicado en 2013.  Es uno de los últimos documentos junto con el Plan Maestro de Desarrollo Urbano de Managua, que plantea acciones para que Managua tenga un desarrollo sostenible.

El documento señala que la mancha urbana de Managua crece el 1% anual y las áreas hacia donde se da este crecimiento es la zona sur, carretera a Masaya y Ticuantepe. El geólogo, advierte que estás áreas son reservas forestales y de recarga hídricas.

Si se continúa urbanizando, habrá deforestación que podría poner en riesgo la recarga hídrica de Managua y provocaría más problemas relacionados a las escorrentías que bajan desde esas montañas, señala el experto.

El especialista ve otra amenaza para la población que vive en el área metropolitana de Managua, las olas de calor. Sobre esto, Miguel Ángel cuestionó a las empresas urbanizadoras y su tendencia a despalar las áreas a urbanizar. “Las urbanizadoras quieren obtener la máxima ganancia de terreno, entonces si tienen que sacrificar un árbol para espacio para una casa, lo cortan”, señaló.

Del mismo modo agregó que cada árbol talado árbol debería ser compensado sembrando otros árboles. “El desarrollo urbano debe ser pensado en mitigar los efectos del aumento de la temperatura. Lo que se está haciendo son ciudades calientes por falta de cobertura vegetal”, advirtió.

Varios árboles de gran tamaño que brindaban sombra fueron cortados con la renovación de la acera peatonal alrededor del antiguo Hospital Militar, en el centro de Managua. Fotografía / Güegüense.

En la construcción de carreteras, puentes a desnivel o renovación de acera que realizan en Managua no se procura salvar los árboles. Recientemente se hizo renovación de la acera peatonal alrededor de la laguna de Tiscapa en el centro de Managua. Varios árboles que daban sombra fueron talados.

En la renovación del parque Las Piedrecitas, ubicado al oeste de Managua, se han talado árboles de gran tamaño para dar lugar a estructuras de concreto y de metal. En 2019, Fidel Moreno, secretario general de la Alcaldía de Managua, prometió sembrar 25 mil árboles a lo largo de la pista Juan Pablo II, que cruza la capital de oeste a este.

Sin embargo, el proyecto de ampliación de dicha pista tiene varios años de retraso. En la construcción del paso a desnivel del sector de 7 Sur, no se contempló ningún espacio para sembrar árboles. 

Miguel Ángel asegura que en las escuelas de arquitectura se enseña a preservar la mayor cantidad de árboles, principalmente los árboles con altura que producen sombra y estabilizan el drenaje del suelo.

El motivo por el cual varias ciudades de Europa trabajan por conseguir cubierta vegetal es para mitigar los efectos de las olas de calor. El experto explica que el asfalto y el concreto expuesto directamente al sol guarda más calor y produce más sensación térmica.

“Hay una visión errada de desarrollo o progreso, se debe de respetar hasta donde se pueda, la vegetación. Hay que hacer diseños que se adapten la vegetación existente. Es ridículo que una urbanización quiera construir en un área con vegetación y arranque todo para dejar como un desierto”, afirma el geólogo.

El especialista agrega que no se puede continuar el crecimiento por disponibilidad de terrenos, sino basado en los planes de ordenamiento y el conocimiento de dónde se puede construir tomando en cuenta la topografía, la vegetación y la red hídrica. “No es correcto que sigamos construyendo sobre los mantos acuíferos y las zonas de recarga hídrica”, advierte.

 En 2015, durante una sesión del Consejo Municipal de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno, secretario general de la alcaldía, afirmó que con la construcción de la carretera de circunvalación Ticuantepe-Nejapa, pondrían fin al crecimiento urbano hacia las zonas altas de Managua.

No se puede alzar la voz

Muchas personas creen que Managua es una ciudad verde, sin embargo, para Irene, una experta en botánica y especialista en conservación y restauración de bosques, las áreas verdes representativas en Managua no son grandes.

¿Por qué no se utilizan los numerosos de terrenos vacíos en el centro de Managua? Miguel Ángel experto en urbanismo, enumera varios factores, uno de ellos es la situación legal de las propiedades. Indica que muchas de estas propiedades tienen varios dueños o están en medio de disputas legales. Otra gran limitante para usar estos terrenos, son las fallas geológicas que atraviesan la capital. Fotografía / Güegüense.

“En los diseños de Managua no hay un bosque urbano que funcione como una plaza. Estos se planifican según la cantidad de población de la ciudad. Lo que hay son áreas verdes muy pequeñas que no tienen un valor representativo, no son corredores de biodiversidad, sino simples áreas decorativas”, asegura Irene.

Para que Managua tenga áreas verdes calificadas hace falta planificarla, ya que muchas se hacen al capricho de las autoridades de turno y por moda, critica la experta.

Varias organizaciones sin fines de lucro que trabajaron por la conservación de los bosques de la zona sur de Managua fueron canceladas por el régimen de Daniel Ortega, entre ellas Fundenic SOS y Centro Humboldt.

El documento del Plan de Acción: Managua Sostenible, indica que se necesitan 76 hectáreas de áreas verdes por cada 100 mil habitantes.

“Es necesario que las ciudades tengan bosques urbanos que cumplan con las siguientes necesidades: mejorar las áreas de cuencas, crear sumideros de carbono por la contaminación del aire y para protegernos de las olas de calor, porque las ciudades son básicamente parrillas de asfalto y concreto”, señala Irene.

En tanto el geólogo afirma que desde 1979, gobierno tras gobierno cometen los mismos errores. “Managua no debe ser una selva de cemento. Pero en este país no se puede alzar la voz para decir lo que está correcto e incorrecto”, concluye.

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