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Desaparecidas en Nicaragua, la angustiante realidad: desde raptos hasta femicidios

Onda Local | 01 Jun 2023

Desaparecidas en Nicaragua, la angustiante realidad: desde raptos hasta femicidios

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Adolescentes reportadas como desaparecidas en 2023. En algunas fueron secuestrada por hombres adultos. • Foto: Onda Local

Veintidós días antes de ser asesinada, Jenelieth Peña de 19 años, salió de su casa ubicada en el barrio Pedro Joaquín Chamorro en Camoapa con destino a Managua, la meta era estudiar y trabajar.

Su mamá, Leonor González, habló con Jenelieth por última vez el 10 de abril a las dos de la tarde. Horas después, la joven desapareció. Su familia la reportó como desaparecida el 11 de abril y una foto se viralizó en redes sociales para acelerar la búsqueda. Pero las malas noticias llegaron el 12 de abril por la mañana, su cuerpo fue encontrado en un cauce del barrio Camilo Ortega, al suroeste de Managua. Estaba boca abajo con señales de violencia en su cuerpo, afirmó la policía orteguista.

En Nicaragua, se ha vuelto común que a través de redes sociales se denuncie la desaparición de mujeres, en muchas ocasiones quienes desaparecen son jóvenes y niñas. Algunas aparecen con vida, pero otras son asesinadas, como ocurrió con Jenelieth Peña.

Hasta hace poco había en el país organizaciones que defendían los derechos de las mujeres y que hacía un trabajo de recopilar denuncias de desapariciones y les daban seguimiento a los casos, pero ante la criminalización a la libertad de asociación y el cierre de organizaciones no se le dio continuidad. 

Las mujeres organizadas cuestionan la calidad y efectividad de las investigaciones que realiza la policía orteguista para atender y resolver los casos de mujeres desaparecidas. Señalan que las redes sociales se volvieron una herramienta importante para dar con el paradero de las desaparecidas y para que las autoridades atendieran los casos y las buscaran.

El 12 de mayo se cumplió un mes del asesinato de Jenelieth, Leonor  dice que no sabe por qué mataron a su hija, si fue por robarle o por otros motivos. Sigue buscando respuestas y vive con angustia porque no tiene más información. Ya pasó mucho tiempo, cuestiona Leonor. “Me dijeron que tienen detenido a alguien, que me iban avisar. Anduve preguntando en Managua y la única respuesta que me dan es que me van a avisar. No me han dicho el nombre del único sospechoso. No me explican qué es lo que falta, qué es lo que pasa”, afirma.

“La policía me dice que no llegue, porque es un gasto económico, pero yo siento que es demasiado tiempo, no sé cuánto se lleva en ese proceso”, se pregunta angustiada González, quien detalla que el caso de Jenelieth es tratado por investigadores del Distrito III de la policía orteguista.

Con la voz quebrantada, González recuerda que la última vez que habló con su hija  le dijo que llegaría a verla a Camoapa. “Voy a llegar mañana me dijo y estuvimos platicando”. La recuerda como una buena hija. “Jenelieth fue buena muchacha, fue una muchacha honrada”, describe.

Jenelieth era bachillera, quería estudiar licenciatura en farmacia, pero no tenía los recursos económicos para inscribirse en la universidad. Eso la desanimó y prefirió buscar un empleo. González asegura que su hija le comentó que estaba llevando un curso en computación en Managua. 

Jenelieth vivía en casa de su amiga Fernanda Treminio, en el barrio Camilo Ortega de Managua. Se hicieron amigas porque la familia de ambas vive en el mismo barrio en el municipio de Camoapa.

Leonor detalla que el día de la desaparición de su hija, el 10 de abril, Jenelieth y Fernanda fueron a buscar unos certificados de salud, porque iban a solicitar trabajo. Por la tarde fueron a visitar a una amiga al barrio Ticomo, ubicado al suroeste de Managua. 

González cuenta que fue Fernanda quien le dio la noticia de la desaparición de su hija. “Me dijo que la noche anterior andaban donde una amiga. Ella (Fernanda) se fue antes a hacer un mandado. A las 6 de la tarde mi hija se fue de la casa de la amiga, salió y se despidió, agarró una caponera y después desapareció”.

Sin registro oficiales de mujeres desaparecidas

Aunque en Nicaragua no hay registros oficiales de personas desaparecidas. Onda Local contabilizó 29 casos de denuncias de mujeres desaparecidas hasta la publicación de este reportaje.

La recopilación de los casos se hizo por medio de las denuncias publicadas en las redes sociales de organizaciones de mujeres, medios de comunicación locales y familiares de las personas desaparecidas.

De los 29 casos registrados, cuatro mujeres aparecieron muertas: Jenelieth Peña, estudiante, Aracely Varela Bonilla, anestesióloga, María Isabel Hernández, comerciante y Tatiana Jirón.

Onda Local se comunicó vía telefónica con una familiar de la doctora Aracely Varela Bonilla de 50 años, para conocer los avances en la investigación, sin embargo, esta persona nos aseguró que la familia no estaba interesada en dar entrevistas.

Varela Bonilla fue reportada como desaparecida el 16 de febrero de 2023 en San Juan del Sur, Rivas. El 20 de marzo fue encontrada una osamenta en unos potreros ubicados frente a los Juzgados de San Juan del Sur, cerca de la casa que alquilaba. El Instituto de Medicina Legal determinó que los huesos corresponden a Varela Bonilla. Hasta la publicación de este trabajo, la policía orteguista, no ha dado información sobre el caso.

Por otro lado, María Isabel Hernández de 64 años, fue reportada como desaparecida el 27 de abril en Rivas, luego de salir a cobrar la deuda por la venta de un cerdo. El 2 de mayo su cadáver fue encontrado en una letrina. La policía orteguista capturó a Jairo Guzmán Fargas, como sospechoso de haberla asesinado, porque le debía 10 000 córdobas por la venta de dos cerdos. De acuerdo con la policía, Guzmán Fargas mató a Hernández y posteriormente tiró su cuerpo a una letrina.

Tatiana Jirón fue reportada como desaparecida el 1 de abril de 2023. Su cuerpo fue encontrado en un predio cerca de donde vivía en San Pedro de Lóvago. El femicida Harold Sánchez Moreno, expareja de Jirón enterró el cuerpo en un predio baldío. La Fiscalía solicitó 25 años de prisión para el femicida.

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Jenelieth Peña, Tatiana Jirón, Aracely Varela y María Hernández.

Niñas y adolescentes raptadas

A los casos de mujeres desaparecidas que aparecieron muertas se suman las denuncias de adolescentes y niñas que fueron secuestradas. La policía orteguista investiga el caso de Nahomi Correa, quien fue reportada como desaparecida el 22 de mayo de 2023, según la denuncia Correa fue secuestrada por unos hombres y obliga a subir a un carro. El mismo día la familia informó que Nahomi fue rescatada cuando los hombres se movilizaban por el municipio de León, en el occidente del país.

“Si, fue un secuestro. No se puede dar entrevista ni información porque la policía está a cargo de eso y la policía dijo que no estropearan la investigación dando entrevista, porque eso está bajo investigación de la policía”, informó una tía de Correa vía telefónica.

Otro caso similar que está bajo investigación de la policía orteguista es el de la menor con iniciales C.I.H.L de 13 años. Esta niña fue reportada como desaparecida el 9 de mayo. Su mamá y papá recorrieron todas las calles del municipio de Dolores en Carazo pegando carteles con su imagen y datos.

La niña apareció el día siguiente en Managua, en la casa de una hermana de su mamá. En el testimonio dado a la familia, señala que fue secuestrada por dos personas, un hombre y una mujer quienes la subieron a un microbús, pero logró escapar y llegar a la casa de su tía en la noche. La familia asegura que la niña fue amenazada para que no hablara.

La policía orteguista llevó a la niña al Instituto de Medicina Legal e investiga el caso, afirmaron familiares.

Son más frecuente los casos en donde las adolescentes son raptadas por hombres mayores. Este es el caso de A.G.J de 11 años, quien fue reportada como desaparecida el 10 de abril de 2023 en el municipio de Tipitapa.

El 12 de abril su abuela confirmó a un medio de comunicación local de Tipitapa, que la niña apareció acompañada de dos mujeres desconocidas, quienes fueron arrestadas por la policía orteguista para ser investigadas, afirmó la abuela.

No obstante, un tío de A.G.J nos aseguró vía telefónica, que las mujeres fueron liberadas por la policía porque no encontraron pruebas de ningún delito. “La policía no halló evidencia de secuestro y las dejaron en libertad. Pero, en realidad, a la niña se la llevó un muchacho mayor edad que es hijo de una de las señoras, el muchacho no la tocó (a la niña) por eso no había evidencia, dijo la policía y lo tuvieron que soltar”.

Después de estos hechos la mamá decidió llevarse a A.G.J hacía Costa Rica, afirmó la fuente.

De acuerdo con Carlos Guadamuz, abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, si un adulto rapta a una niña o adolescente y la obligue a tener relaciones sexuales, podría ser acusado de violación y secuestro.

La historia de otra niña de iniciales J.A.S es similar. Su familia denunció su desaparición en redes sociales el 7 de febrero de 2023, en el municipio de Jinotega, desapareció cuando cortaba café con su mamá. Un familiar de la niña aseguró que fue raptada por un hombre.

La familia denunció que la niña era acosada por un hombre de 20 años. “Ella apareció gracias a Dios, sana y salva. Se la había llevado un chavalo, nada más”, afirmó la familiar.

En la comunidad El Guineo Número 1, de Punta Gorda, municipio de Bluefields, en la Costa Caribe Sur, la adolescente A.J.A fue secuestrada y violada. El caso se dio a conocer a través de redes sociales.

Una mujer cercana a A.J.A, aseguró que la niña desapareció después de ir a jalar agua. Cinco días después apareció. “Cuando regresó a su casa dijo que se había ido por su voluntad. Quien se la llevó fue un hombre de 28 años y ella tiene 13 años. Estuvo secuestrada cinco días”, asegura. 

Isidro Suarez López, de 28 años, está profugo tras violar y raptar a una niña de 13 años en Punta Gorda, Bluefields. 

“Cuando me avisaron que había aparecido fui a hablar con la niña y le pregunté directo y me dijo que sí tuvieron relaciones sexuales. Nuestro temor es que esté embarazada”, expresa la fuente cercana a A.J.A.

La fuente explica que en la comunidad no hay puesto policial. “Instituciones como el Ministerio de Educación, la Alcaldía y una concejal, acompañaron a la familia a interponer la denuncia en Bluefields”, detalla.

A pesar del secuestro y abuso sexual, el violador no fue detenido. “Eso es lo que molesta. Él la fue a dejar hasta cierto punto de su casa y después se dio a la fuga, porque está circulado. Los hombres les lavan el cerebro a las niñas, las envuelven con cualquier cosa y además la familia de la niña son de bajos recursos económicos, ellos viven en extrema pobreza y se aprovechan de eso”, explica la fuente, quien comenta que la niña volvió a la escuela.

El Código Penal de Nicaragua establece en el artículo 168 el delito de violación para la persona adulta que tenga sexo con un menor de 14 años y la pena será de 12 a 14 años de prisión. 

De igual forma, el Codigo Penal establece el delito de estrupo para la persona que tenga sexo con una persona mayor de catorce y menor de 16 y la pena para este delito es de dos a cuatro años de prisión. 

De los 29 casos recopilados en redes sociales, hasta ahora, 14 involucran a niñas y adolescentes de 7 a 17 años.

La falta de información pública sobre los casos por parte de la policía orteguista hace difícil conocer cuántas niñas o adolescentes son raptadas por adultos o si su desaparición tiene que ver con secuestros relacionados al tráfico de personas, asegura Carlos Guadamuz, abogado y defensor de derechos humanos.

La importancia de las redes sociales para la denuncia

Las redes sociales se han convertido en una aliada para la denuncia, la totalidad de denuncias de mujeres desaparecidas se hace en redes sociales. Los datos estadísticos oficiales no existen, por lo que organizaciones, familiares y medios de comunicación han hecho el esfuerzo por registrarlos.

En 2021, Confidencial Digital contabilizó hasta abril, 29 casos de mujeres reportadas como desaparecidas. Algunas fueron encontradas con vida y dos fueron halladas muertas.

En el mismo año, la Red de Mujeres contra la Violencia reportó que entre enero y diciembre al menos 71 niñas y adolescentes fueron reportadas como desaparecidas. Sin embargo, la misma Red advirtió que existe un subregistro en los datos porque no todos los casos salen a luz pública. 

La policía orteguista carece de una fuente de datos pública de denuncias de mujeres desaparecidas, afirma Claudia, una activista y defensora de los derechos de la mujeres e integrante de una organización de mujeres ubicada en el norte de Nicaragua. Ante la falta de una lista oficial de desaparecidas, las redes sociales son efectivas para difundir las denuncias, comenta Claudia.

Explica que en la organización donde colabora iniciaron los registros de denuncias por desapariciones porque la gente pedía ayuda, sin encontrar respuesta. “Vimos la importancia de poder compartir las imágenes de las menores desaparecidas en las redes sociales, había una muy buena reacción en términos de compartir la información. Se puede decir que hay mucha respuesta social”.

Sin embargo, explica que estos registros solo pudieron hacerlo durante el 2021 y una parte de 2022, debido a la persecución que existe en contra de las organizaciones civiles de mujeres en Nicaragua.

Este trabajo es mucho más difícil, ya que muchas de las activistas y defensoras de derechos de la mujer, se vieron obligadas a migrar, destaca Claudia. “Hay menos posibilidad y menos recursos de poder dar seguimiento a este trabajo que es muy importante y necesario. Cuando hay pocos recursos económicos hay pocos recursos humanos en este quehacer. No quiere decir que no se haga, pero se hace de forma muy puntual”, señala.

El cierre de organizaciones de la sociedad civil también ha afectado esta labor. “Este año no hemos dado un seguimiento tan consecutivo, de hecho, nuestra página de Facebook está más pasiva, porque no tenemos personas enfocadas en este trabajo”, aseguró.

Dar seguimiento a los casos es difícil asegura Claudia, por eso, algunas mujeres permanecen como desaparecidas a pesar de que aparecieron. Este es el caso de Aura Chévez, de 40 años, habitante de Pueblo Nuevo, Estelí. Según declaraciones de su sobrina María Verónica, Chévez apareció al día siguiente de ser reportada como desaparecida. Sin embargo, en las redes continúa circulando la denuncia de su desaparición.

María Verónica explica que su tía un día antes de desaparecer fue con la policía de Pueblo Nuevo hacia Estelí. “La policía quedó en llevarla de regreso a su casa. Pero no la trajeron, la dejaron en los juzgados y ella se perdió”, asegura.

Chávez regresó gracias a la ayuda de varias personas que vieron en las redes sociales la denuncia de su desaparición, afirma María Verónica. Chévez fue a la policía de Estelí a denunciar a su expareja por agresiones físicas. “La policía la llevó a Estelí para que le hicieran una valoración psicológica. Al final a él lo dejaron libre”, relató la fuente.  

Claudia afirma que a pesar de que las redes sociales son eficaces para divulgar las denuncias de desapariciones, también es alta la violencia digital que expresan algunos usuarios de  estas redes sociales. “Hay muchos comentarios que culpan a las madres y nunca señalan a quienes agreden, abusan, secuestran y raptan a menores, sino más bien, buscan todas las justificaciones alrededor”.

El Grupo Venancia, una organización que promueve los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes, indica que al compartir una alerta por una mujer desaparecida las redes sociales se llenan de burlas, chistes o comentarios maliciosos, aún en casos de niñas y a eso se le denomina “violencia digital”. 

“Esto profundiza el daño emocional no solo en su familia, sino en aquellas que logran volver con vida porque afectan su dignidad y seguridad. Tengamos claro que esto es violencia machista, que desvía la atención de algunos hombres o redes de trata de personas, que con engaños ofrecen amor, empleo a mujeres en situaciones vulnerables”, destacan.

Claudia asegura que después de la presión social, la mayoría de las familias reciben información de la situación de las niñas y mujeres. “Una buena parte de ellas regresó a su casa, otras salieron de su comunidad o el país, por el miedo al estigma”. En otros casos cuando la persona aparece, la familia abandona el proceso legal contra quienes las secuestraron.

La policía ¿Investiga?

Eslia Rodríguez está desaparecida desde octubre de 2022. Su mamá, Estela Rodríguez, pide que si alguien sabe de ella en Nicaragua o en Costa Rica se comunique con ella al celular 8803-5259.

Juan Carlos Tinoco reportó como desaparecida a su hija de 22 años Mónica Tinoco López en febrero de 2023. “La encontré a los 25 días de desaparecida. Ella está bien. Casi me vuelvo loco, me puse triste porque no daba con ella. Cuando di mi número y lo puse en redes, la gente me llamó. Estaba en Posoltega, Chinandega, con un muchacho que conoció, pero yo no estaba informado”, relata.

Tinoco fue a la policía orteguista a reportar la desaparición de Mónica. Asegura que la policía de Chinandega se “puso las pilas para buscar a su hija”. “Pensaban que se había ahogado, pero como no hallaron su cuerpo la reportaron como desaparecida”.

Sin embargo, Tinoco afirma que pasaron más de 20 días sin que la policía le diera información sobre la búsqueda de su hija hasta que se decidió denunciar el caso en un medio local de Chinandega y compartió su contacto en las redes sociales. “Después me llamaron y me dijeron que mi hija estaba en Posoltega”.

Al final, la población terminó encontrando a su hija, señala el padre de Mónica Tinoco.

Estela Rodríguez, de 57 años, no ha tenido la misma suerte. Su hija, Eslia Rodríguez Pichardo, de 30 años, está desaparecida desde octubre de 2022. “Me alegran cuando me llaman preguntándome por ella, ya me parece que me van a dar noticias”, responde Rodríguez con un tono de voz triste.

Afirma que puso la denuncia en la policía, detuvieron bajo investigación a la expareja de su hija. “Hace tres años mi hija lo dejó y sospechaban que él supiera dónde está, pero a los cinco días lo soltaron”, comenta.

La policía le prometió que buscarían a su hija. En noviembre de 2022 fue la última vez que Estela llegó a preguntar sobre el caso a la policía, desde entonces, no he recibido más información por parte de la institución.

Rodríguez y su hija habitan en Jiquilillo, Chinandega. Días antes de desaparecer, Eslia Rodríguez habló con una prima y le dijo que tenía planes de irse a Costa Rica. Por eso, Rodríguez asegura que su hija salió el 14 de octubre sin decirle a dónde iba. “Le pregunté si iba a Chinandega y me dijo que si con la cabeza, eso fue todo, no me dijo ahí vengo, voy para tal parte. No llevaba maleta, solo su cartera. Celular no usaba, no tengo donde llamarla”.

Estela Rodríguez pide que, si alguien sabe algo de su hija en Nicaragua o Costa Rica, le informen a través de su contacto al número 8803-5259.

Claudia, la defensora de derechos humanos, explica que el tiempo es una barrera muy grande para familiares de mujeres desaparecidas. “72 horas se vuelven frustrantes y dolorosas. Ahí les avisamos, es la frase típica de agentes investigadores”, señala la fuente, quien indicó que policías incluso llegan a culpabilizar a las madres por la desaparición de las niñas y adolescentes.

Aunque son las madres quienes generalmente denuncian la desaparición de sus hijas, asegura Claudia.

“La policía cuestiona mucho dónde estaban y qué estaban haciendo cuando desaparecen las niñas o adolescentes, es decir, un rol que, en vez de investigar, condena y acusa a la persona que está pidiendo ayuda”, destaca la defensora.

Revela que en algunos casos los investigadores les advertían de no ir a denunciar la desaparición con las mujeres organizadas y publicarlo en las redes sociales. “Además les decían que las organizaciones no tenían ningún rol de incidir o hacer algo en el proceso investigativo”, indica.

Claudia considera que a la policía orteguista le falta formación técnica para dar seguimiento a las denuncias e investigaciones.

“Hubo un caso de una madre que su hija desapareció y personas empezaron a llamarla para pedirle dinero y la hicieron depositar dinero en una cuenta. Había información de la persona dueña de dicha cuenta, sin embargo, la policía no investigó”, rememora Claudia.

En otro caso, “un hombre pidió una foto desnuda a cambio de información de la desaparecida. La policía no fue capaz ni siquiera de registrar esos números para buscar a quien corresponde. Algunos casos, pudieron dar con fotografías de los sujetos que llamaban pidiendo dinero a cambio de información y los familiares las enviaban a la policía, pero estos no hicieron nada”, explica.

Sin embargo, hubo unos casos puntuales, donde un investigador de la policía, por su iniciativa orientaba a la familia sobre qué hacer. “Por ejemplo, tuvimos dos o tres casos en el que policías, luego que un investigador le dio un sermón a la mamá de la desaparecida, se acercaba y recomendaba que hiciera público el caso en las redes sociales para que la policía atendiera la emergencia”, revela la fuente.

Hasta la publicación de este reportaje, la policía orteguista no ha dado información actualizada sobre la muerte de Jenelieth Peña, de 19 años y Aracely Varela Bonilla de 50 años.  Mientras, Gioconda Obregón, de 50 años, es la más reciente mujer reportada como desaparecida en Nicaragua.

Su sobrina Naydeli Obregón la reportó como desaparecida el 10 de abril de 2023. La última vez que la vieron fue con Antonio López Molina, su pareja. Habían visitado a unos familiares en Matagalpa.

Obregón cuenta que su tía radica en Costa Rica, sin embargo, no ha regresado a su casa y no responde las llamadas.

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