La insurrección ciudadana es incontenible

Si sos de las personas que se sienten frustradas porque la ciudadanía autoconvocada azul y blanco no ha podido volver a las calles; o porque hay mucha gente en el exilio sin regresar; o porque las cosas en los espacios internacionales van muy lentas; es tiempo de notar que la resistencia sigue.

La resistencia, la protesta y la determinación que no hay vuelta atrás para el régimen Ortega y Murillo pasó todas las puertas, de nuestras casas y de ellos, de las instituciones estatales, organizaciones, empresas y hasta templos de cualquier denominación religiosa. La resistencia busca resguardar la libertad y salvar la vida, el patrimonio de años de trabajo para sobrevivir en la transición a tiempos mejores.

Los Ortega y Murillo saben que en Nicaragua nada está normal, no han podido volver a mover, con los 200 pesos establecidos por ellos mismos, al mar de gente; ya las listas de control no consiguen cohesionar a la masa laboral estatal. Saben que el velo de la conveniente hipocresía de sus cercanos está en un hilo, que antes no confiaban en sus amistades compradas, y ahora es peor.

Los Ortega Murillo y sus operadores, saben que cuando llegue el momento de la verdad sus ejecutores no tendrán reparo en decir que "eran órdenes de arriba", que obedecían para conservar sus trabajos y evitar represalias.

Los ojos, oídos y las cámaras de la ciudadanía están en cada rincón del campo y la ciudad, incluso en cárceles y en sus reuniones de conspiración contra el pueblo. No pueden confiar ni en sus smarttv, porque hasta sus propias cámaras están tomando conciencia.

El exilio no ha neutralizado la resistencia azul y blanco. Adonde hemos ido hemos hecho crecer la conciencia de lo que se vive en Nicaragua, hemos terminado de desmontar la máscara nostálgica de un gobierno revolucionario que nunca lo fue. En más de una docena de países, la resistencia es activa, organizada y permanente, los Ortega Murillo no han podido vender sus mentiras y gastados discursos.

Donde hay una o un nicaragüense azul y blanco ha florecido la solidaridad, se han transformado en fuerza y credibilidad las lágrimas y el dolor, el miedo y la desesperación para apoyar a las y los familiares de presos y presas políticas, de las y los vecinos en las listas de los sapos, de exiliados y exiliadas, de periodistas y comunicadores que siguen defendiendo la libertad de expresión e información

Se ha recobrado la humanidad y perdido el miedo a reconocer la fuerza como nación. A partir de 2018, Ortega y Murillo no encontrarán un rincón al que puedan llegar a esconderse de la justicia. No hay vuelta atrás, Nicaragua no perdona y no olvida.

Opinión | La insurrección ciudadana es incontenible

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