Ortega y Murillo se hicieron los suecos

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Gioconda Belli, escritora y poeta nicaragüense. • Foto: Facebook / Gioconda Belli

Tengo unos días de estar paralizada y desanimada. Estoy encerrada desde el 18 de marzo, pero la había pasado bien tranquila. El encierro para una escritora es casi un lujo y así fue para mí, hasta que no lo siguió siendo. Por supuesto que sé lo que me pasa y es que ya la "amenaza" del COVID se hizo realidad.

Confieso que hubo un momento en que tuve el pensamiento de que quizás la Rosario había recibido una pócima mágica de sus gurús y nos íbamos a salvar. Hablaban todos los del régimen con tal seguridad, despreciaban con tanto alarde las mascarillas, contradecían todas las medidas haciendo festejos y aglomeraciones, que me parecía imposible que lo hicieran sabiendo lo que se sabía de la pandemia.

El Chele Grisgby dio tantas explicaciones de la maravillosa disposición y medidas en los hospitales, que yo me preguntaba si ellos sabían algo que nosotros ignorábamos; si se iban a sacar hospitales de la manga como los Chinos. Digo esto porque el efecto sicológico de su desafiante actitud instaló en la mentalidad popular la idea de que el coronavirus misteriosamente se saltaría a Nicaragua.

Hay un mecanismo humano que quiere creer estas cosas "mágicas," quiere creer que se salvará y este régimen irresponsable cuya manipulación de la siquis es perversa, aprovechó ese espejismo que crearon para aplicar en Nicaragua, un país pobrísimo, con grandes deficiencias en el sistema educativo y una cultura de poco cuido individual y de los bienes públicos, un "modelo" que aplicó uno de los países más avanzados, educados y discilplinados de Europa: Suecia.

Como dice el dicho Ortega y Murillo "se hicieron los suecos" y los dóciles que los rodean no los contradijeron. Ahora tanta gente buena y valiosa de este país está muriendo; su propia gente se está muriendo. Es desolador. Ahora salen con un libro blanco, como siempre, rechazando su responsabilidad y queriendo atribuirles a sus opositores, los miles de opositores que se rebelaron en abril ante sus desmanes, la culpa de los estragos. 

Ahora dicen que no tenían dinero por el "golpe de estado" de abril. Y ¿entonces? Si no tenían dinero para esas preparaciones maravillosas que ofrecían, por qué no cuidaron mejor a este pueblo? ¿Si sabían que tenían deficiencias (lo obvio, hubiese o no abril) ¿por qué se dieron el lujo de creerse Suecia y lanzar a moros y cristianos al contagio?

Creo que es el dolor y la rabia lo que me tienen paralizada, viendo como lo que ellos llamaban "fake news", se hace realidad a todo nuestro alrededor. Mi imaginación ahora no tiene descanso, pero lo que imagino ya no son novelas sino qué hacer para evitar más crímenes, más dolor para este país que amo y que ellos nunca han podido conducir más que con una mentalidad tan pequeña, tan mezquina, tan digna de sus inseguridades y de sus mentes torcidas e incapaces.

Opinión | Ortega y Murillo se hicieron los suecos

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