Rafael Solís renuncia a la Corte Suprema de Justicia y desenmascara a la dictadura

Rafael Solís, hasta la fecha magistrado de la Corte Suprema de Justicia, renunció a su cargo en el Poder Judicial y a su militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional. FSLN, según refiere en la carta de dimisión, porque no está de acuerdo con la matanza, los presos, la represión generalizada, los ataques a los medios y periodistas,

“Desde el pasado 17 de abril de 2018 que me fui a México a operar de mi columna y me tocó enterarme desde aquel país de todos los sucesos ocurridos en nuestra patria a partir del 18 de abril en adelante, hasta mi regreso el 12 de mayo; desde la instalación del Diálogo Nacional el 16 de mayo y los siguientes meses en que me tocó por razones de salud ir y regresar de dicho país hasta el día de hoy que les escribo esta carta, he venido contemplando la posibilidad de mi renuncia”.

Solís dudaba en poner su renuncia porque creía que a través del diálogo el gobierno podía corregir los “graves errores cometidos” entre abril 2018 y enero 2019, pero ello no ocurrió. La represión dejó al país más de 500 nicaragüenses asesinados.

Por el contrario, “el gobierno fue endureciendo sus posiciones hasta llevarnos a un aislamiento internacional casi total” asegura el ex magistrado y no ve posibilidad que en 2019 se retome el diálogo nacional y se logre la paz, la justicia y la reconciliación.

La renuncia de Rafael Solís es inmediata e irrevocable tanto a su cargo de Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, como a todos los cargos políticos, incluida su militancia en el FSLN. Señala que su dimisión es independiente de la decisión que tome la Asamblea Nacional de aceptarla o no. A Solís solamente le quedaban tres meses para concluir su período de magistrado.

En la justificación de su renuncia Solís reconoce que más allá del número de muertos, 325 según la CIDH, la “gran mayoría fueron del sector opositor al gobierno y en circunstancias que en algunos casos pueden ser asesinatos según la CIDH y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI)”.

Con referencia los presos políticos, alega que creyó que la sensatez y la cordura se podía imponer en la dictadura Ortega-Murillo, y adelantar las elecciones. Admite que ha habido un Estado de Terror “con el uso excesivo de fuerzas parapoliciales o aun de la Policía misma con armas de guerra”, donde se ha sembrado el miedo y se ha perdido el respeto por los derechos de las personas, aceptando la instalación y la consolidación de una dictadura con caracteres de monarquía absoluta de dos reyes.

Rafael señala que antes del 18 de abril existía alianza con el sector privado, un “Estado de Derecho y respeto a la Constitución Política”. Pero, posteriormente el gobierno acabó con todo eso.

Reclama a la pareja Ortega-Murillo no haber buscado mediadores internacionales, “sino que decidieron acabar con las protestas populares, los jóvenes y los tranques a sangre y fuego en un uso desproporcionado de la fuerza y armando de una manera irresponsable con armas de guerra a gran cantidad de jóvenes y algunos sandinistas ya retirados que también participaron con la Policía en esa represión”.

Solís considera que no debió darse la ruptura con el sector privado; que los juicios son políticos, con acusaciones absurdas sobre delitos que nunca cometieron. Que el Poder Judicial fue sustituido por el Ejecutivo, además llama a  los Magistrados, Tribunales de Apelaciones, Magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia a revertir tales decisiones.

El  ex magistrado habla en su renuncia de “la guerra contra los medios de comunicación”, incluyendo a periodistas fallecidos, golpeados, presos, exilados, luego que el régimen suprimió el derecho a la gente de protestar en las calles. “Los pocos que quedan en Nicaragua poco a poco van a ser reprimidos y tendrán que irse al exilio o terminarán en la cárcel” agrega.

Advierte que la economía colapsó y que para el 2019 el caos económico será total. “Las posibilidades de una nueva Guerra Civil, que nadie desea, se ven ahora más cercanas que nunca”.

Asegura que no desea una guerra civil para Nicaragua, pero dice que el régimen va por ese camino; para Rafael Solís es lógico que los grupos de oposición van a buscar como armarse.

Asegura que la OEA va a terminar expulsando a Nicaragua; y que todo mundo está claro que es muy difícil llegar a las elecciones del 2021. “No deseo participar por conciencia y por principios al lado de un gobierno que ya no tiene la razón ni el derecho, ni el respaldo mayoritario del pueblo“.

“No por cobardía o por traición es que estoy renunciado, porque si se hubiese tratado de un golpe de estado fallido o una agresión externa, en estos meses del 2018 y no se hubiera matado tanta gente, yo estaría con ustedes y continuaría en la Corte y en el Frente, pero no hubo tal golpe de Estado, ni agresión externa, sino un uso irracional de la fuerza”.

Para finalizar, implora un milagro, el Diálogo Nacional y la verdadera reconciliación del país. “Si continúan sembrando vientos van a cosechar tempestades”.

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